¿El autismo es una entidad categórica o dimensional? ¿Existe un solo tipo de autismo? ¿La comorbilidad añadida al diagnóstico del autismo es real o es un recurso para obviar la heterogeneidad del autismo? ¿Es una enfermedad ser distinto? ¿El encuadre en una categoría diagnóstica, arbitrariamente definida, es motivo para no aceptar una forma de ser distinta?

Si bien es util usar una categorización, los diagnósticos no se corresponden con una realidad de la naturaleza. No es lo mismo abordar el autismo como una entidad unitaria que investigar sobre un diagnóstico que incorpora, bajo la misma denominación, pacientes de naturaleza y pronóstico muy diversos.

Si pensamos en el autismo de forma categórica, el significado de ‘curación’ sería la resolución, en mayor o menor grado, de la causa que dio lugar al autismo. Alternativamente, si se contempla el autismo como un modelo dimensional, la ‘curación’ implicaría la superación de la disfuncionalidad, social y laboral, independientemente de la existencia, como en cualquier ser humano, de rasgos de personalidad más o menos peculiares. Como el autismo no se ajusta al modelo médico de enfermedad-curación, cuando se dejan de cumplir con los criterios diagnósticos, se habla de recuperación.

Esta recuperación puede ser aparente o real, y se explica por un diagnóstico inicial incorrecto o inexacto, por la intervención terapéutica o por el patrón evolutivo vinculado a la maduración cerebral.

La terapia por sí sola no es responsable de los avances en el desarrollo sino que también impactan las interacciones en el medio natural: familiar, escolar y lúdico.

En el autismo se aprecia una clara evolución positiva en todos los síntomas a través del tiempo, incluida la interacción social y se estima que entre el 10 % y el 20 % de las personas con autismo deja de cumplir los criterios diagnósticos en la edad adulta. Además, un grupo numeroso de personas diagnosticadas de autismo alcanza un nivel funcional.

Teniendo en cuenta el concepto de neurodiversidad, se empieza prioriza la atención sobre las habilidades de cada individuo, sea cual sea su condición, y se considera que en realidad lo que importa es la oportunidad de desarrollar las capacidades de cada persona.

Estas reflexiones deben contemplar que las iniciativas terapéuticas, cuando se apliquen, no tienen otra justificación que la integración social y el bienestar de la persona, y deben estar diseñadas considerando al individuo más que al diagnóstico. Según Howlin: el tratamiento no debe exigir un gran sacrificio en términos de tiempo, dinero o cualquier otro aspecto de la vida familiar, sino que debe beneficiar a todos los involucrados.

Modificado de: Josep Artigas-Pallarés, Isabel Paula-Pérez (2016). Autismos que se ‘curan’. Rev Neurol 62 (Supl 1): S41-S47

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