En una revisión de las opciones de intervención para los niños y los jóvenes con autismo se informó sobre 32 intervenciones de uso común para el tratamiento de los niños con autismo. Varios estudios han examinado los tratamientos que comúnmente escogen los padres para sus hijos con TEA. Los padres reportan usar un promedio de entre cuatro y siete tratamientos diferentes. Cuanto mayor es la severidad de los síntomas, más tratamientos es probable que estén en uso. Por otra parte, los tratamientos difieren con la edad, donde los niños más pequeños realizan tratamientos conductuales, educacionales y alternativos en comparación con los mayores, cuya tendencia es utilizar un tratamiento farmacológico.

En general, los tipos más comunes de tratamientos incluyen las terapias estándar, terapia de lenguaje y de música, seguido por otros como los tratamientos basados en las habilidades, las historias sociales y los tratamientos de modificación de conducta.

Un gran porcentaje de la población utiliza tratamientos con poca o ninguna evidencia científica como suplementos vitamínicos, dietas alternativas y desintoxicación. Por otra parte, algunos tratamientos que tienen un respaldo empírico se usan menos. Evidentemente, la evidencia empírica no parece ser un factor predominante en cómo y por qué los padres eligen los tratamientos para sus hijos con autismo.

Las razones que los padres eligen para iniciar y detener determinados tratamientos no se entienden completamente. Se han propuesto una serie de factores que influyen en la elección de los tratamientos, incluyendo: la gravedad de la condición; el pronóstico y el énfasis en la necesidad de la intervención temprana; la falta de conocimientos relacionados con el diagnóstico; y la información contradictoria de los profesionales con los que interactúan que deja a los padres abrumados y vulnerables.

En una revisión de las terapias complementarias y alternativas de TEA, se postula que la elección del tratamiento se basa en la causa subyacente de la percepción del trastorno. La percepción de los padres sobre la eficacia de un tratamiento en particular es fundamental para continuar o no con el mismo.

En este estudio se observó que, aproximadamente, 3 de cada 4 niños con estaban recibiendo algún tipo de tratamiento para su trastorno. Según los autores este hallazgo no se puede generalizar a toda la población TEA.

Este estudio también apoya evidencia anteriores que ponen de manifiesto que no es raro que las familias usen varios tratamientos al mismo tiempo. La combinación de tratamientos puede ser una manera eficaz y necesaria para el tratamiento de estos trastornos complejos, sin embargo, poco se sabe sobre la seguridad y la eficacia de la combinación de los métodos de tratamiento. Además, estas combinaciones de tratamientos complican aún más la evaluación de la eficacia de los tratamientos individuales y sus resultados.

ABA es el tratamiento con más apoyo empírico y es el tratamiento más común en el uso actual de acuerdo a otros resultados. Sin embargo, el 63% de la muestra actual indicó que sus hijos no están utilizando ABA. Hay una gran variedad de tratamientos sin respaldo empírico que se utilizan comúnmente, incluyendo los suplementos vitamínicos, dietas alternativas, y la desintoxicación. Por lo tanto, parece probable que haya una serie de factores que influyen en las decisiones los padres al elegir tratamientos para sus hijos con TEA, entre ellas: la creencia en la causa subyacente del autismo , el estilo de crianza, estilo de vida y el acceso a los servicios y tratamientos, el impacto de los medios de comunicación, y testimonios de otras familias.

También es posible que los padres no tengan una gama amplia de opciones para el tratamiento específico de su hijo, y usen cualquiera que esté disponible. Es de suponer que, factores tales como el estatus socio-económico y la ubicación geográfica afecten las oportunidades para elegir y el acceso al tratamiento.

Los tratamientos usados para los niños varían en función de su la edad y el diagnóstico, y esto no es inesperado. Por ejemplo, no es de extrañar que los niños con trastorno de Asperger sean más propensos a usar tratamientos basados en las relaciones.

En este estudio, se observa que los niños con trastorno autista se utilizan terapias relacionales menor frecuencia de lo esperado y tratamientos ABA con más frecuencia. Esto puede ser debido al aumento de la disponibilidad de tratamientos y el aumento de la conciencia de la eficacia ABA. Sin embargo, también puede ser que los padres den prioridad a las capacidades funcionales en lugar de las habilidades sociales. La percepción de los padres de los cambios en su hijo, debido a al tratamiento es un factor clave para determinar la validez social de la programación del tratamiento.

Los hallazgos sugieren que los niños con TEA responden de manera diferente a los tratamientos. Casi un tercio de las familias trataron, y, posteriormente, suspendieron por lo menos un tipo de tratamiento para sus niños con TEA.

Los medicamentos, dietas alternativas, y los tratamientos fisiológicos están entre los cinco tratamientos más utilizados y luego descartados. Los padres tienen más probabilidades de dejar el tratamiento cuando creen que su hijo no se está beneficiando. Por el contrario, los padres a veces tenían que discontinuar tratamientos que ellos pensaban que eran eficaces por otras razones. En el estudio actual, la mayoría de los padres que abandonaron ABA fue por falta de disponibilidad y no debido a la falta de progreso. Los padres indicaron que sus hijos tenían mayor probabilidad de mejorar conductualmente y menor de mejorar en lo social como el resultado del tratamiento. Las áreas de mejora también se relacionan con el diagnóstico del niño y el tipo de tratamiento.