Un impedimento persistente en la atención conjunta es ahora reconocido como una manifestación distintiva del autismo.
Los niños (toddlers) con trastornos del espectro autista tienen un déficit marcado en las habilidades de atención conjunta y raramente se involucran en situaciones que implican atención coordinada a los pares y un tópico compartido durante las interacciones sociales. Esto pude reflejar otros déficits como la tendencia a no mirar las caras o la dificultad para integrar gestos, expresiones y vocalizaciones. La evidencia sugiere que el déficit de atención conjunta es un problema central, que deriva en el retraso de la emergencia de las habilidades esenciales para el desarrollo simbólico, incluyendo la adquisición del lenguaje.
Los autores examinaron la relación entre la atención conjunta y el interés espontáneo en los pares y objetos en niños con un desarrollo típico, con autismo y con síndrome de Down. El interés en esta investigación surge de la importancia de la activa participación del niño en contextos que faciliten su aprendizaje. El interés de los niños por diferentes aspectos del ambiente moldean activamente los patrones de desarrollo. Las variaciones en los intereses sociales y de objetos son fundamentales para el desarrollo de la atención conjunta y la adquisición del lenguaje. El modo de resolver el desafío de coordinar los esquemas sociales y de objetos afecta la cantidad y el contenido del vocabulario del niño: si están interesados en objetos adquieren un vocabulario rico en sustantivos y si está interesado en personas, en palabras que regulan interacciones.
Este trabajo incluye estudios que documentan cómo los niños con autismo no logran orientarse al estímulo social en escenarios experimentales, escenarios con interacciones padre-hijo y eventos naturales capturados en videos caseros. También empieza a haber evidencia que niños muy pequeños con autismo tienen un interés restrictivo y limitado en objetos. Los niños con síndrome de Down, manifiestan una atención tardía pero resaltada en las personas, especialmente durante situaciones desafiantes; pero manifiestan poco interés en los objetos.
Los resultados que obtienen los autores coinciden con lo anticipado. Las diferencias tempranas en los intereses de los niños en las personas y objetos son relativamente estables y moderados de manera conceptual e informativa por el autismo y el síndrome de Down. Estos intereses predicen, no solo la frecuencia en que un niño podrá sostenter períodos de atención conjunta coordinada durante el juego sino qué tan rápido los símbolos aparecerán en este compromiso. Las diferencias que observaron entre los grupos diagnósticos reflejaron las distintas maneras en que los niños atendieron y procesaron el significado de diversos aspectos de esta situación.
El protocolo de observación utilizado en esta investigación permitió documentar claramente que el autismo tiene un fuerte efecto en el modo en que los niños negocian la situación social común y la interacción casual con un adulto amistoso. El puntaje medio del grupo de autismo en las variables que medían el interés en el juego del director y el interés compartido en objetos familiares y el director fue una desviación estandar completa menor que la media del otros dos grupos. Todos los niños con un desarrollo típico mostraron interés en el director cuando entraba al cuarto entre las distintas escenas. En la mitad de los casos, volvían su atención a lo que hacían y la otra prestaban más atención al director. Contrariamente, los niños con autismo prestaron poco o ninguna atención al director, a pesar de los intentos del mismo. Esto concuerda con otros informes que dicen que los niños con autismo son menos propensos que otros a orientarse socialmente, y es más probable que ignoren o se resistan a los aspectos sociales en un contexto de comunicación.
El efecto del síndrome de Down en el interés por las personas no es tan marcado. No mostraron un interés en el adulto más elevado que los niños con un desarrollo típico. Sin embargo, se observó que el interés creció significativamente con el tempo, manteniendo total atención en el director. Además, durante el año que duró el experimento, los niños con síndrome de Down aumentaron su interés por el director mientras que los niños con un desarrollo típico lo fueron perdiendo.
Teniendo en cuenta que el autismo podría producir un interés temprano y un uso inusual de los objetos, los autores encontraron que los niños con autismo tenían un menor interés por los objetos nuevos en comparación con los niños con un desarrollo típico. Cuando se comparó el interés por los objetos con el interés por las personas, los niños con autismo prefirieron los objetos familiares. Esta preferencia no se observó en ninguno de los otros grupos. Esto podría reflejar la dificultad de los niños con autismo para cambiar el foco de atención. La cantidad de de atención coordinada compartida durante un juego estuvo ligada con el interés por las personas, sugiriendo que la atención conjunta durante el juego refleja una habilidad en los aspectos sociales de la comunicación. Puede ser muy difícil, pero no imposible, aumentar la atención conjunta coordinada en niños con autismo.
Modificado de: “Early Interests and Joint Engagement in Typical Development, Autism, and Down Syndrome“, Lauren B. Adamson • Deborah F. Deckner • Roger Bakeman.
Foto: Photo Credit: San Mateo County Library via Compfight cc