La evidencia disponible indica que las medidas de la coherencia central, las funciones ejecutivas, y la teoría de la mente, ofrecen potencial para la identificación de fenotipos cognitivos intermedios en TEA
El espectro autista tiene una definición muy general e incluye a personas con una amplia gama de conductas y síntomas. Dos personas en la misma categoría diagnóstica pueden tener problemas de conducta muy diferentes, con graves problemas con la comunicación social en un caso, y en otro un déficit más leve en la interacción social pero con graves problemas con estereotipias y comportamientos repetitivos. Para una mejor comprensión de los niveles funcionales de estas personas, una descripción de los síntomas puede ser más significativo que el diagnóstico de TEA en sí.
Las evaluaciones de habilidades neurocognitivas podrían ser útiles para aclarar el mecanismo detrás de estas alteraciones. Los estudios de neurocognición en TEA han encontrado deficiencias en la coherencia central, las funciones ejecutivas y la teoría de la mente. La coherencia central es la capacidad de integrar la información para proporcionar una visión general y poner en contexto la realidad. Las personas con autismo a menudo tienen un estilo de procesamiento de información que favorece el procesamiento de los detalles más que el significado global. Este enfoque en el detalle se ha llamado la coherencia central débil. La mayoría de las personas con TEA tienen deficiencias en las funciones ejecutivas. Las funciones ejecutivas, necesarias para un futuro orientado a un comportamiento flexible, también incluyen habilidades tales como la inhibición, memoria de trabajo y planificación. La teoría de la mente, que es la capacidad de atribuir estados mentales a los demás, por ejemplo, pensar en los pensamientos y sentimientos de otras personas y hacer uso de estos atributos en la comprensión y predicción del comportamiento, es considerado un problema central en TEA. Además de estos síntomas principales, algunos estudios han demostrado que los niños con Sindrome de Asperger (SA) tienen una discrepancia importante entre el CI verbal y el índice de inteligencia, pero los resultados siguen siendo incompatibles.
Los estudios genéticos han mostrado resultados inconsistentes debido a las heterogeneidades genéticas, clínicas y etiológicas inherentes a los TEA. Se necesitan enfoques adicionales para facilitar la identificación de genes de susceptibilidad. Una de esas estrategias es el enfoque basado en el endofenotipo, y uno de los endofenotipos candidatos más prometedores es la disfunción neurocognitiva. El endofenotipo tiene que ser asociado a la enfermedad en la población, hereditario, estado independiente (que se manifieste en un individuo aunque la enfermedad no este activa), el endofenotipo y trastorno deben ser co-segregados dentro de familias, y el endofenotipo en miembros afectados de la familia debe encontrarse en miembros no afectados de la familia a un ritmo mayor que en la población general.
Los estudios de endofenotipo neurocognitivo dependen de la selección de rasgos hereditarios cuantitativos que pueden ser medidos con fiabilidad. La evidencia disponible indica que las medidas de la coherencia central, las funciones ejecutivas, y la teoría de la mente, ofrecen potencial para la identificación de fenotipos cognitivos intermedios en TEA. Sin embargo, muy pocos estudios han evaluado conjuntamente estas dimensiones en los individuos con TEA y sus familiares afectados y no afectados.
La hipótesis de la coherencia central débil entre los familiares de los niños con TEA se ha estudiado. Los padres de niños con SA y los padres de los niños con TEA muestran una tendencia a concentrarse en detalles en la solución de construcciones viso-espacial y resolución de problemas, ilusiones perceptuales, la semántica verbal, y las anomalías de estos se han relacionado con dificultades en la socialización. Los padres de niños con TEA mostraron, a través de una prueba que mide el estilo de procesamiento local, una coherencia central más débil.
Los padres de niños con autismo de alto funcionamiento se compararon con los de niños con un desarrollo neurtípico en relación con la teoría de la mente, utilizando una escala de auto-evaluación -el Cociente de Espectro de Autismo- con resultados negativos mientras que en una tarea que medía el tiempo de reacción para detectar claves sociales y no sociales mostraron un patrón de reacción diferente. Otros estudios no han demostrado diferencias en la capacidad de la teoría de la mente entre los hermanos no afectados de los niños con autismo y los hermanos no afectados de los niños con dificultades de aprendizaje, y entre los hermanos no afectados de los niños con autismo en comparación con hermanos no afectados de niños neurotípicos.
Los resultados más prometedores que apuntan a una predisposición genética en esta patología se han encontrado en la investigación de las funciones ejecutivas, donde la mayoría de estudios muestran déficit en este ámbito, aunque todavía no está claro qué componente específico es el más afectado. En este estudio, todos los miembros de la familia registraron un déficit en las funciones ejecutivas. La parte de planificación de la función ejecutiva es una operación dinámica compleja, en la que las acciones tienen que ser controladas, evaluadas y actualizadas, una capacidad frecuentemente afectada en las personas con autismo.
La teoría de la mente es una cualidad sutil que es difícil de evaluar y la prueba de los dibujos animados pueden no ser lo suficientemente sensibles para la detección del déficit cognitivos subyacentes del problema de la teoría de la mente. Un vínculo entre las funciones ejecutivas y la teoría de la mente se ha propuesto. Se sugiere que la inhibición y la puesta a cambio de los componentes de las funciones ejecutivas se asocian con la teoría de la mente. Curiosamente, los padres y hermanos no afectados en el presente estudio no tenía problemas con el sistema de desplazamiento o la teoría de la mente.
Modificado de: Nydén A , Hagberg B, Goussé V, Rastam M. 2010. A cognitive endophenotype of autism in families with multiple incidence