La ToM es considerada como una construcción cognitiva en lugar de una afectiva y su desarrollo ocurre a través de varias etapas de complejidad creciente. La función ejecutiva se refiere a los procesos cognitivos necesarios para que las personas completen tareas. Varios estudios han examinado la relación EF-ToM, y los resultados han sido variables, pero se sabe que ambas se correlacionan positivamente.
El concepto de Teoría de la Mente (ToM) se describió inicialmente por la capacidad de los chimpancés para tomar la perspectiva de una persona. Tradicionalmente, la ToM se mide a través de paradigmas de falsas creencias. Por ejemplo, el más común es la prueba de Sally-y- Anne: implica un escenario en el que un personaje esconde un objeto, mientras que el otro sale de la habitación. Después se pregunta a los participantes si creen que el personaje que ha salido de la habitación sabrá donde buscar el objeto. Se necesita perspectiva para que los participantes reconozcan que el personaje que ha salido de la habitación no sabe que el objeto se mueve, por lo que buscará el objeto en la ubicación original. Además de los paradigmas de falsa creencia, otras medidas de ToM han incluido la evaluación de reconocimiento de emociones, la comprensión de los diagramas de dibujos animados, y la capacidad de explicar la razón por la que un personaje de un cuento se comportó de una manera determinada. La ToM es considerada como una construcción cognitiva en lugar de una afectiva y su desarrollo ocurre a través de varias etapas de complejidad creciente. El desarrollo comienza al año de edad y culmina alrededor de los 9 a 11 años. Los niños aprenden a seguir la mirada de otro, participar en juegos de simulación, a entender que otra persona puede tener otra opinión o creencia, a comprender bromas y la ironía, y, finalmente, conceptualizar el paso en falso.
Las mujeres han demostrado que superan a los varones en las medidas de reconocimiento de emociones y la comprensión de la metedura de pata. Además, las mujeres han obtenido mejores resultados en pruebas para medir empatía, en las que la ToM intacta ha sido conceptualizada como un componente necesario. No todos los estudios, sin embargo, han encontrado una diferencia de género.
En la escuela, el trabajo, y los compañeros y las relaciones íntimas, la toma de perspectiva es fundamental. La interacción social exitosa es muy importante en el funcionamiento cotidiano. Por ejemplo, la escuela requiere que el niño no sólo aprenda el material del curso, sino que sea capaz de comunicarse con éxito con sus compañeros y profesores. Una parte significativa de curso se compone de actividades grupales, tales como presentaciones de los grupos. La capacidad de trabajar como un miembro eficaz de un grupo va más allá de la escuela. En el lugar de trabajo, uno necesita ser capaz de trabajar con éxito con colegas. Una persona debe ser capaz de escuchar lo que otros miembros del grupo dicen y entender por qué está asumiendo una perspectiva específica, especialmente si ésta es distinta de la propia. Para ello es necesaria la ToM porque la persona debe ser capaz de ponerse en el lugar del otro para entender por qué se está haciendo una determinada sugerencia. Además, la capacidad de ToM es necesaria durante las entrevistas de trabajo y la interacción con los supervisores, para poder entender la perspectiva del entrevistador o supervisor, así como reconocer una respuesta socialmente inadecuada. Otra área que requiere el éxito habilidades de ToM es en la amistad. Los seres humanos son criaturas sociales con necesidad de interacción social. Cuando se crea amistades, se necesitan habilidades de ToM con el fin de comprender a los demás. Esto se hace mucho más importante en la búsqueda de un “otro” significativo. Debido a las necesidades en la vida cotidiana de tener interacciones sociales exitosas, los déficit en habilidades ToM significativamente un impacto en la vida.
La función ejecutiva se refiere a los procesos cognitivos necesarios para que las personas completen tareas. Ejemplos incluyen la capacidad de inhibir una conducta, cambiar patrones cognitivos establecidos, planear cómo resolver un problema, y generar comportamientos con constricciones categóricas o fonémicas. Aunque hay una discrepancia sobre la definición de la exacta componentes de la EF, todos los modelos coinciden en que EF constituye las medidas necesarias para resolver una tarea compleja.
Varios estudios han examinado la relación EF-ToM, y los resultados han sido variables. Por ejemplo, un un adulto que sufrió daños en la amígdala y fue diagnosticado con trastorno de Asperger y esquizofrenia, presenta EF con déficits pero un normal funcionamiento de ToM. Sin embargo, la mayoría de los estudios han encontrado una relación entre la EF y ToM. En un estudio de niños con autismo, se encontró que el rendimiento en la ToM está significativa y positivamente relacionado con la memoria de trabajo y la inhibición. Esta asociación EF-TM también se ha encontrado fuera de este grupo. En los niños con problemas de atención y de comportamiento también se observó está relación. La EF y ToM se correlacionan positivamente. Esta relación se ha encontrado en poblaciones no-clínicas. En un estudio de niños en edad preescolar, los resultados indica un mejor rendimiento de ToM en función de un mejor desempeño de EF. Estudios longitudinales demostraron que la EF prevé rendimiento de ToM en el tiempo, pero ToM no predice EF.
Modificado de: Ahmed F. S., Miller L. S. 2011. Executive Function Mechanisms of Theory of Mind. J Autism Dev Disord 41:667–678.